Hablemos sobre un beso, sobre la ternura de una caricia, sobre unas manos entrelazadas a otras manos; hablemos sobre una metamorfosis, sobre el Laurel y las raíces, sobre las flechas de Cupido; sobre una huida y su maldición… sí, hablemos de un Apolo y su Dafne, de un cuadro enardecido, de la escultura enfrentada y sobre todo, hablemos de casualidades, de historias imposibles, de destinos truncados. Es tal la controversia que me transmite esta historia, que no alcanzo a discernir lo bello de lo horrendo, lo brillante, de lo doloroso, es todo un raudal de contrasentidos e impresiones contrapuestas: buenas frente a malas, esperanzadas frente a condenas, unas junto a otras, entrelazadas, mezcladas e inseparables y a la vez tan distintas, o tan imposibles de mezclar, que resultan inmiscibles al alma … pero,…y rompiendo todo lo racional,…. en cambio, … Suceden .. (me inquieta la historia, lo confieso).
Preguntémonos cuál sería la efímera visión de ese artista, del pintor que raptó el beso; qué secreto conocería, regalo de dioses o ninfas, para retener tanta ternura en una historia desgarrada.
"Dafne comenzó a transformarse en un laurel. De sus pies iban saliendo raíces y sus extremidades se convertían en frondosas ramas del árbol. Apolo abrazó tristemente el árbol y entre lágrimas declaró que ese árbol sería consagrado a su culto."
Y ya, como contrapunto a lo anterior, basado en los hechos fieles de lo que nos contó la historia, me paro a contemplar esa escultura de Bernini y se me desgarra el alma contemplando ese dolor inútil, esa escena de piedra fría y el inicio de la llamada Metamorfosis. Hay tanto dolor oculto… y tanta belleza, tanto sentimiento enfrentado…
Me sorprende, además, cómo la propia metamorfosis de Dafne sea abanderado de la libertad, de los amores no correspondidos y de toda esa huida… me aterra pensar cómo una historia se simplifica y sea Apolo, el enamorado no correspondido y Dafne, la muchacha que huye por temor, llega a simplificarse hasta tal punto y dejamos de lado las flechas malditas, el juego del caprichoso cupido y todo un ejército de latires que no debieron ser. Y qué cierta resulta ahora la amenaza de Cupido: “Tu arco lo traspasa todo, Apolo, pero el mío te traspasará a ti.."
Viento 2009
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Hablemos de un Beso…
13 febrero, 2009
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